La problematica del humano promedio está centrada en uno mismo y en su ansia constante por saber si es merecedor de reconocimiento y afecto. A esto le sumamos su permanente preocupación por su imágen frente a los demás. Ésto lo angustia y lo lleva a mirarse al espejo - donde se vé peor de lo que es - y a proyectar esta desvaloración en su pareja, demandándole que sea el inflador constante de su autoestima. De ahí, a caer en una dependencia emocional del otro/a hay poco. (por Luis Buero)
Las cosas que más me gustan